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Estética facial

Sociedad Española de Ortodoncia Invisible: Informe de la Sonrisa

En los últimos 10 años, se ha triplicado el número de adultos que consulta al ortodoncista: el 35 por ciento de ortodoncias se realiza en pacientes mayores de 18 años, principalmente en edades comprendidas entre los 25 y 45 años, aunque también tenemos pacientes de 50 y 60 años.

En la Sociedad Española de Ortodoncia Invisible, hemos realizado un breve estudio que recoge algunas de las claves que influyen en el interés que despierta la ortodoncia en adultos y en la importancia que está cobrando el Sistema Lingual Invisible Incógnito:

  • La relación entre belleza física y autoestima: la belleza física determina en un 78 por ciento el grado de autoestima y seguridad de una persona.
  • La importancia de la cara sobre otros aspectos físicos, y el hecho de que la boca, después de los ojos, sea el rasgo del rostro más valorado. Un 75 por ciento de los encuestados opinan que la cara es la parte del cuerpo más determinante a la hora de considerar la belleza de una persona en un primer impacto.
  • El papel de la sonrisa en el atractivo físico. Según el 80 por ciento de los encuestados, la sonrisa es la mejor carta de presentación.  Según sus comentarios, ésta refleja el carácter y personalidad de las personas, y hábitos como el de la higiene y el cuidado personal.
  • La voluntad de cambio de las personas. El 68 por ciento de encuestados se haría una ortodoncia para mejorar la salud y el aspecto de sus dientes. El 54 por ciento de las personas encuestadas afirma que se haría algún tipo de retoque en la boca. La mayoría se decanta por la ortodoncia y por el blanqueamiento dental.

Ortodoncia en un adulto: ¿para qué?

En el pasado la función de los dientes estaba básicamente orientada a la masticación. La sonrisa, a partir de la segunda mitad del siglo XX, adquiere un papel destacadísimo en el conjunto de la cara, y por ello los dentistas ponen en marcha soluciones cada vez más estéticas para tratar los efectos destructivos producidos por la caries en los dientes anteriores. Con el aumento del nivel de vida en las sociedades actuales y la introducción de los programas de educación dental para el cuidado de los dientes, las consecuencias históricas de la caries —los dientes cariados solían acabar perdiéndose— se reducen drásticamente. En la actualidad, en España, son muchas las personas menores de treinta años que conservan sus dientes en salud y con mínimos tratamientos dentales realizados.

Pero la salud de los dientes y de las encías no basta para conformar una sonrisa atractiva ni para garantizar un funcionamiento saludable de la boca. La maloclusión dental —el mal encaje entre los dientes de una misma arcada y/o entre las arcadas dentales—, asociada a un grado variable de malas posiciones dentales, está presente en un porcentaje muy elevado de la población adulta. Además, esta situación no es necesariamente estable: con los años, «lo que está mal en la boca y en los dientes sólo tiende a empeorar». A ello habrá que añadir el efecto negativo que unos dientes separados o amontonados tendrán sobre la sonrisa y la expresión facial de la persona.

Una sonrisa comprometida por la mala posición de los dientes puede llegar a mermar el grado de autoestima personal y de confianza en uno mismo, condicionando negativamente las relaciones con los demás —taparse la boca al sonreír, rehusar las fotografías, etcétera—. Sabemos que en las relaciones humanas las primeras impresiones están basadas muchas veces en la apariencia facial de las personas, con la boca y los dientes jugando un papel muy destacado. Además, en los adultos, el alineamiento de unos dientes amontonados conlleva un notable efecto rejuvenecedor.

Así pues, la ortodoncia en los adultos servirá, por un lado, para obtener una sonrisa atractiva, en armonía con la cara y con los dientes bien alineados; y por otro, para tener un adecuado funcionamiento de la boca en un entorno de salud, permitiendo realizar una buena higiene dental diaria y con resultados estables en el tiempo.

¿POR QUÉ ES BONITA UNA SONRISA?

¿Qué hace que una sonrisa guste, sea bonita? En grandes rasgos, que al separarse los labios aparezcan unos dientes blancos, bien alineados, en una arcada dental ancha, con tamaños proporcionados y formas regulares, con las encías que los cubren a la altura adecuada, y todo ello en un contexto de simetría. O si se prefiere, que ningún diente destaque por su mala posición, tamaño, forma o color. ¿Qué ocurre cuando se muestran unos dientes amontonados, separados, con la encía que los cubre desnivelada en altura o con prótesis antiguas mal ajustadas o en mal estado?

La ortodoncia estará recomendada para la inmensa mayoría de las personas a las que no les gustan ni sus dientes ni sus sonrisas, ya que las malposiciones dentales estarán presentes en casi todas ellas. Además, la ortodoncia tendrá un tremendo impacto en la regeneración de las sonrisas, sola o combinada con otras disciplinas dentales cuando corresponda.

LA CARA Y LA SONRISA

Abordamos a continuación la relevancia de la sonrisa, una de las expresiones más genuinamente humanas, centrándonos en cómo la apariencia facial, y la sonrisa como componente principal de ella, condicionan tanto nuestro grado de autoestima como la valoración «que los otros» hacen de nosotros.

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«PALADAR ESTRECHO» y expansión asistida con cirugía ambulatoria.

El maxilar superior forma el paladar, la cavidad en forma de bóveda que se encuentra en la parte superior de la boca. Se suele hablar de tener un paladar estrecho u ojival para referirse a un maxilar superior estrecho, término este último que preferimos. Cuando el maxilar superior es estrecho las arcadas dentales no mantienen su correspondencia en anchura -los dientes superiores solapan a los inferiores-. Lo habitual es observar que los dientes posteriores superiores en un lado o en ambos quedan por dentro de los inferiores.

La estrechez del paladar hace que la forma anterior de la arcada dental sea más bien en V en lugar de en U, formando una curva muy cerrada, donde es difícil que los dientes se coloquen formando una transición suave entre ellos. Los dientes más anteriores –incisivos centrales- suelen acabar destacando exageradamente sobre sus dientes vecinos, desluciendo la visión global de la boca.

Recordemos que en el niño y en el adolescente en crecimiento, con la ayuda de aparatos de ortodoncia ortopédicos, los huesos maxilares se pueden variar de tamaño, forma y/o posición. En el adulto, por el contrario, al haber cesado el crecimiento de los huesos, los cambios ortopédicos no son posibles. La cirugía es el tratamiento de elección cuando la posibilidad de camuflar sólo con la ortodoncia una diferencia de tamaño entre ambos maxilares no es posible. Es una alteración frecuente en los adultos, su solución es sencilla y predecible, y el impacto sobre la sonrisa final del paciente que comporta su normalización es enorme.

El tratamiento del maxilar superior estrecho presenta variaciones significativas en relación con las otras modalidades de alteraciones dentoesqueléticas en lo referente al manejo quirúrgico:

  • La cirugía sólo debilita los pilares laterales del maxilar superior.
  • Un aparato expansor fijo, previamente colocado sobre los dientes posteriores, es el que realiza la expansión posteriormente.
  • La cirugía es ambulatoria: se lleva a cabo con anestesia local y sedación y no requiere ingreso hospitalario.
  • La cirugía se realiza al principio del tratamiento combinado.
  • El proceso biológico que tiene lugar durante la expansión se conoce como distracción osteogénica.

Cuando un maxilar superior estrecho se acompaña de otras alteraciones esqueléticas, éstas serán resueltas independientemente de aquélla. Por el contrario, si la compresión del maxilar fuera ligera, su expansión se realizaría en el mismo acto quirúrgico en el que se resolverían las otras anomalías esqueléticas.